Cree un nuevo horario. De la misma manera en que sus hijos tienen horario escolar, necesitan un nuevo horario adaptado a este proceso. La mejor forma de hacerlo es dejar que ellos mismos – en una agenda diaria – documenten lo que hacen cada día para que usted pueda, luego, ayudarles a estructurarlo.
Mantenga las rutinas esenciales, para que no se pierda. La hora de levantarse y alistarse en la mañana, así como la hora de ir a dormir.
Para los estudiantes que necesitan seguimiento más estrecho, cree organizadores visuales. Las listas de tareas (To Do), presentadas en imágenes o en instrucciones puntuales, le permiten a su hijo ir documentando su progreso. Si usted debe salir a trabajar, lleve consigo una copia del organizador y llámelo ocasionalmente.
Alterne espacios de trabajo con espacios de recreación. Día con día, su hijo debe tener espacios de «auto-premio» intercalados con los de trabajo. Es la mejor forma de garantizar que él pueda tomarle gusto al trabajo escolar en este proceso.
Diversifíquele las actividades. Hay mucho énfasis puesto, en este momento, en velar porque el encierro no acrecente la dependencia de los electrónicos. Rescate libros de lectura, rompecabezas, juegos de razonamiento, juegos de mesa, actividades al aire libre, todo lo que limite la exposición a la adictiva pantalla interactiva.
Facilite la colaboración con los compañeros. En principio, los docentes buscan crear espacios de interacción y colaboración entre estudiantes durante este proceso pero ellos – entre sí – pueden brindarse valiosísimo apoyo si se crean grupos expresamente con ese fin (y monitoreados por al menos un adulto).